jueves, 13 de marzo de 2014

La casa tricolor.

Se engalana la casa
de tricolor  insignia
como un fortín, cuál atalaya
se viste de fiesta, esperanzada.






Los niños se rien,
 juegan al ajedrez y al futbolín,
grafitean creando hermosura,
pintando paredes y puertas,
sin represión alguna,
se expresan.






En el patio las palabras vuelan, seducen,
las plantas sueltan al viento sus gemas de oro,
presagian la primavera abanderada.






En la casa tricolor, caben todas las casas
entran por la puerta todos los idiomas,
todas las razas,  todas las creencias,
todos los fantasmas.






Esperabamos amigos y de lejos vinieron,
portaban sus mensajes tatuados en la frente.


En una jornada de fiesta, la casa tomada,
republicana y sencible,
nos arropa esmerada y nos devuelve a una vida,
roja, amarilla, morada.                                

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