Campeando temporales,
las tardes en que la luna sueña
con el mañana, vamos.
Trayendo los pesados andamios
del desencuentro a cuestas.
Los hermanos se miran,
se equidistan, se palpan,
se diferencian, se reprochan
las noches de imsomio.
Ayer, solo, fueron carne y uña,
ayer, solo, codo con codo,
ayer, solo, agua del torrente.
Ayer, solo ayer,
fueron plaza multicolor,
escritorio y fatiga.
Dicen que el tiempo lo cura,
que el amor les redime si es verdadero,
que la sangre les tirará al fin.
¿Quién no admira a los que luchan?
En el error y en el disenso,
el pensamiento activo, la dialéctica.
El tiempo, siempre, la perspectiva,
el trazo en el camino.
Los hermanos se miran...
El cántaro, que una vez en el suelo,
es río se convierte en ola
y es presagio de mar.
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