domingo, 6 de septiembre de 2015

Encrucijada.

Si se mordiera,
el viento de la mañana
y la vela, precisa,
hinchara rumbo al poniente.


¿La tarde sería isla?
páramo desolado,
del náufrago refugio,
del diván.


¿La noche sería cueva?
refugio del agotado,
escondite de un mendigo
de amor.


¿La luz sería diáfana,
el aire puro,
la nube espuma
de mar?


La senda, entonces, tal vez,
un camino que desandar.

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