martes, 27 de diciembre de 2016

No temo.

No te tengo miedo
ni me asustan
las sombras
de las montañas grises,
ni los tifones
del Indico.

No me sorprenden
tus formas,
tan previsibles,
la mediterrània,
tan caciquil.

No anida en mi
el temor,
los días de otoño,
ni las tardes de invierno,
sobre el tablero
la torre,
espera la carga,
la caballería impaciente,
el intrigante alfil.

No dudo
ante la amenaza,
me hago fuerte,
como el roble
frente a la tormenta,
echo raíces.

En primavera florezco,
soy verbo y acción,
no tiembles,
soy jardinero
de rosas blancas,
y espadas.




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