Carpintereando. (pequeños escritos 1).

Estaba claro... era una necesidad imperiosa. Tenía que hacer un cajón, o algo parecido que sirviera para colocar y ordenar, las herramientas de labranza (rastrillos, palas, azadas, etc). En la cabeza la idea, un palet de fondo y los laterales con madera de palet reciclado y cuatro ruedas, para moverlo de un lado a otro de la portaza. Dos horas y medias de cortes, clavos, tornillos y torbellino... ...y el funcional invento estaba construido, práctico, interesante, rústico, muy funcional y .... en "falsa escuadra"!!! Nervioso fuí a la sala y comprobé para mi asombro que la mesa de la tele y otra igual, hecha con los mismos materiales, también en "falsa escuadra", y la compostera, también, y la estantería de la habitación de Sergi que construí hace un mes, más inclinada que la torre de Pisa.
Fue en ese momento cuando desconsolado salia al patio, que choque por descuido con mi apellido: " Storti" me dijo, en buen italiano. Claro!! "torcido", pensé al instante... y al fín, sonriente, me fuí a contemplar extasiado, mi obra maestra.

 

 

 

En el vuelo, el camino.

Podemos, se puede,

rompamos, quebremos
la inercia del sentido de este movimiento suicida.

Allá está el abismo, aquí la esperanza.
Rompamos con la hiena,

subamos al unicornio,
el carroñero nos lleva al precipicio, el alado al horizonte.

Porque podemos, porque se puede,
tú nuestro faro,
un Gandalf gris, en esta tierra de orcos, ilumina el camino!!...
los medianos, los decentes, somos tu companía.

Allá, ni tan lejos, ni tan cerca...
el abismo.
Aquí entre la gente, el futuro, la confianza  ...

Hagámoslo ahora, aún hay tiempo,

los buitres duermen, la hiena no se lo espera.

 

Subamos al pueblo, al unicornio,

 lleguemos por fin a la utopía.

Solidaria.

Hasta la médula,
hasta el hartazgo,
como venida de un planeta
instalado en el futuro,
estás ahí, solidaria,
entregándolo todo.

Siempre el prójimo,
sin agobios,
con el abrazo fraterno
por lema.

Siempre los demás,
integra y contundente,
avanzas y a tu paso,
construyes caminos de esperanza.

Saldremos a tu encuentro,
con dulces caseros,
licores y ungüentos sanadores.

De otros continentes,
vendremos,
autoconvocados, autogestionados
vendremos.

Saldremos a tu encuentro,
con poemas trasnochados,
y otros mañaneros.

Porque solidaria,
altruista, incombustible,
hoy te toca a tí,
querida amiga,
ya te toca a tí...

Despedida, al amigo que se fue.

Quizás, mañana pueda escribirte, talvéz mañana. Cuando esta nube de lágrimas baje la intensidad del chaparrón, cuando los recuerdos se ordenen definitivamente y los abrazos eternos se fundan para siempre. Llorar solo es una mierda sabés Negro, porque los mates no apagan el fuego, le avivan, y la distancia lo hace todo, más, más terrible.
Por eso, te voy a contar mañana de la tristeza de esta noticia, de la inmovilidad de este momento, ¿como, enfrentar el día... la tarde, la lucha?
"Los socialistas no mueren, siembran" dijo el viejo Estevez. Pero a donde van, los hombres buenos, cuando parten.

 Vos que portaste, siempre la sonrisa como estandarte, el ideal al viento, el principio fecundo, socialista integro, compañero militante, mostrame el camino, enseñame la fórmula de la resistencia. No dejo de pensarte, ¿donde van, los hombres buenos, cuando parten?.
Oscar Rolón! tu partida, me va dejando huérfano de ejemplos.
Yo, tu discípulo!

Libertaria.

Quién? te detiene con sus manos,
si atraviezas los barrotes del cerco,
altiva, tan solo respirando.

Quién? te pondrá cepos de hielo,
si tu piel derrite, al más incauto.

Quién? te castrará la sonrisa
si vas encendiendo tizones de primavera,
pariendo niños por el campo.

Quién? construirá en tus riberas marinas,
castillos de arena, rompeolas de corcho,
diques de piedra, puertos de palos...
si tu fuerza y entereza,
les desmonta, les recontruye,
les reimagina, les reinventa.

Atraviezas la bruma de la sala
y te llevas, todas, todas las miradas,
las guardas ahí, en el arcón de los perdidos,
y cuando quieres, a tu antojo,
las devuelves encantadas,
cuando quieres, a tu antojo,
libertaria.

Vuelo a penas.

Las alitas se desplegan un poquito,
abandonan la cómoda espalda.
Elongan, hacen sus estiramientos,
se agitan,
remueven bocanadas de aire y zas!
todo adquiere  otra perspectiva
de pánico, vértigo y precipicio.
Eso que algunos llaman vuelo.

Sergi, el pichón del nido,
piula, piula cada vez más fuerte, intenta planear,
 choca contra el muro y el espejo,
 se levanta y vuelve.
Eso que algunos llaman aprendizaje...
ante la atenta mirada de sus padres,
que se recuerdan".

Echémosles!

Inundemos las calles y las plazas,

                                      con nuestra alegría,

                                       con nuestra fuerza,

 llenemos de banderines plurales y multicolores,

                                        los espacios públicos...

 y arrinconaremos a los grises,

                                         les quitaremos espacio,

                                         anularemos su poder destructor.

Hagamos fogatas junto al mar,
                            recibamos al sol con redobles de tambores,
                            que el sonido de estos eclipse
                             el aullido de los telediarios....

 para poder borrar de nuestro universo,

                             las mentiras de los grises.

Salgamos con pancartas y tenderetes,

                              con dulces caseros y artesanías,

                               hablemos en clave poética,

que los abrazos y las sonrisas digan más que mil palabras...

 y los grises volverán por fin al pasado al pertenecen.

Asaltemos sus balcones ministeriales,

escalemos sus atalayas miserables
 con flores en las bocas por puñales...

 y echémosles de ahí definitivamente,

 como lo hicimos ya de nuestros corazones.

El futuro es nuestro,

 la belleza del cabello al viento de nuestros hijos,

                                                         nuestro estandarte.

Ante la presencia de nuestra energía,

                              los grises, corruptos y cansinos,

                              se retuercen, se amontonan, se arremolinan...

Y conste, que aún no les he hablado de nuestra ira.