Cuatro bocados,
tres sorbos de vino
y la vista perdida
en el final de la barra.
De huesos gastados vestido,
de brazos rotos
del obrero, su retrato...
¡ no !, su alegato.
03/08/01
Posiblemente el final de este poema,
mi subconsciente lo tomo prestado de un
poema de mi amigo Pablo Centurión leido
hace mucho pero mucho tiempo.
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