La fisura crece,
y se desparrama por todo el sistema
poniéndole en peligro.
La presión de tantos desesperanzados,
su transpiración ha percudido el tejido.
Ante la inminencia del derrumbe
estaré esperando...
No he logrado
despertarles a todos...
ni recuperar sus ganas...
ni apresurar la caída...
antes de que mueran.
El sudor
enrarecerá el aire
hasta asfixiarlo,
y habrá ríos de sangre
en lucha intestinas.
Y habrá también
un tiempo para no morir.
De pronto, en un instante,
detrás de tanto marrón que me aturde,
lograré volar,
en tantos grises como me fuera posible.
Santa Fe, 1990.
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