Vienen de lejos,
de tierra adentro
del centro del alma,
llegan.
La morena trae la virtud del silencio,
el tiempo del ayuno y la vigilia,
solidaridad sudan sus alforjas gastadas
y el fondo de sus ojos sabe a canela.
La rubia viene de trigo vestida,
donde mira primavera lleva,
libertaria porta buenos augurios
y su aura ilumina el sentido de las gentes.
La de blanca cabellera huele a mar,
el viento de oriente susurra a su paso,
la esperanza anida en su espiritud maduro,
y su sonrisa embriaga nuestros corazones.
Vienen de lejos,
del desierto ardiente,
de las nieves eternas,
del inmenso mar.
Sus vientres cargan la magia de las madres
llegan sembradas de buenaventuras y abrazos,
de dulces caseros, incienso y mirra.
Conjuradas como en cada enero,
en camello o bicicleta,
nuestras fantásticas reinas magas,
vuelven a la casa de donde no han marchado.
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