Se  descuelga del firmamento,
ella, la guardiana de mis noches, 
mientras el sol morisquetea
en el espejo roto.
  La rapaz, se lanza sobre su presa,
y se ahoga en el mar de espigas secas. 
Y yo, un tímido con recursos,
asisto al espectáculo.
  La mañana, en que los balcones
visten de morados
y las lileras
perfuman a lo lejos,
donde los corazones, palpitan intensos 
y en las plazas lucen sonrisas.
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