Este es el primer año que casi no compro lotería. Tengo dos décimos, comprados in extremis y "por si toca". Heredo de mi padre esa suerte de ansiedad que me invade estas fechas, una mezcla de ilusión y ganas de darle un giro a la vida. Este año no me ha pasado: ya he sacado la loteria, la ilusión y la energía colectiva han parido unos resultados electorales que no son frutos del azar. Yo tengo mi premio en la hora de festejo del domingo a la noche, el abrazo.
Ahora nos queda todo por construir... nos dicen. Ahora será muy díficil... sentencian. Ahora no se podrá... vaticinan. Los mismos que nos invitaban a bajar los brazos, que era inútil, que no se podía.
Claro que pudimos, claro que podremos. Pase lo que pase dirás algún día: yo hice diputado a Juan Pedro y diputada a Mae de la Concha y senadora a Margalida.... Y se te hinchará el pecho y se te enjuagarán los ojos. Quizás no te entiendan, pero tu sabrás que fuiste parte de la historia y querrás contarlo.
No puedo expresar con palabras lo vivido, los cruces de caminos, la emoción, las horas de desánimo.
Hemos frenado los vientos fascistas que soplan desde el centro de Europa. Hemos dado un toque de atención a las políticas de austericidio, que imponen la troika. De momento, al menos les hemos frenado. La reedición del David contra Goliat, la gesta de los pueblos que reaccionan, nosotros, las hormiguitas de Viglietti.
Gracias a los que leyeron mi carta y nos votaron, a los que la leyeron y el corazón les hizo tilín, a todos y a todas las que de una u otra manera fueron protagonistas de esta gesta. Convencido de que Juntos Podemos... ando.
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