Es un templo,
la sala vacía,
el escalofrío,
el silencioso murmullo del metal.
Se miran de reojo,
se guiñan,
por la noche, verás...
se dicen cómplices.
Me ignoran.
Pasea su desdén
la mujer con sombrero,
musa  del poeta
que al viento entona
su canción.
Mantiene, inmutable,
su sonrisa fría,
la algarabía dura del metal.
 Anda lenta
más con paso firme,
baila el aire a su alrededor,
la miro extraviado
 cruzar la calle
 encandilado por el resplandor.
La mano del artista
modela el espacio,
da vida, calor,
a las punzantes aristas del metal.
                                                                              Impresiones sobre la obra de Gerard Matas.
                                                                              "La tramoia de la realitat"
 
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