Retiraron los andamios
que sostienen la argamasa
de barros y ungüentos
que cubren la piel,
las heridas.
Revisaron también
el cableado que le conecta
con la última neurona.
Estudiaron su falta de impulso,
su cansancio.
Vinieron de lejos,
analizaron su apatía,
cuestionaron, a voz viva,
su silencio.
Concluyeron,
dictaminaron,
diagnosticaron,
una enfermedad irremediable.
Entonces,
dio tres latidos...
y su tamaño, creció.
Me gustan tus poemas. Tu manera de sentir la poesía y tu forma de transportarla a la palabra. Gracias y un abrazo.
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