La muerte de Hernán, es uno se esos absurdos inconcebibles, que nos sacuden y nos desgarran, en infinitos porqués y porqués, que no encuentran respuestas. Atrás los amores compartidos, atrás las charlas hasta la madrugada, atrás las cervezas y los dias de pesca, atrás la vida.
Si tengo que recordar cosas, y recuerdo, le veo corriendo pelota en pie, bien juntita, la loca carrera gambeteando piernas, troncos, piedras, árboles, en el parque Garay. Como si de William Wallace, se tratase, corriendo sobre picas, espadas, yelmos, escudos, con un objetivo: la meta.
O la noche aquella que nos confesábamos lo inconfesable, y en el abrazo, sellábamos todas las paces, todos los adioses, todos los hasta luegos.
Hace unos meses, vino a Mallorca, me había avisado que tal vez, que me escribiría antes... y una mañana recibí en mensaje: estoy acá, ¿y cuándo te vas? mañana... ¿mañana????!!!
Mierda de vida, tan protocolar, tan porqué no avisaste antes, tan pelotuda.
Ahora la tristeza se mastica y el mate diario, sabe mas amargo aún.
Ahora te imagino, cabalgando, esa puta muerte tuya, hasta domarla, hasta hacerla dócil, serena en el camino cierto al Olimpo, tu habitat natural, Pelado querido, vos: mi superhéroe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario