Levanta intrépida,
su brazo victorioso
ella, la madre
de tantos desembarcos.
Le grita ¡basta!
al innombrable,
y frena en seco,
sus tropelías,
sus atropellos.
Pone la vista
en la lejanía,
horizonte esperanzado,
preámbulo de futuro.
Lo mira,
con sus ojos
claros de mujer
la utopia.
Congelas el momento,
detienes el instante
lo retratas,
mientras la playa
maternal y salobre,
nos besa.
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