¿Sabrá el pájaro,
el cargamento de amor,
que su vientre en vuelo, porta?
¿Será sencible,
al latir de madre,
que bate el espacio
surcando el firmamento?
Sus ojos esmeraldas
se dilatan,
grandes... omnipresentes,
atrapándolo todo,
voraz mujer.
Y el labio que espera,
besar la piel niña,
respirar el aroma
de su cabello tierno,
y el abrazo fundiéndose.
¿Sabrá la ciudad,
del reencuentro
próximo?
Del tsunami de amor
enciernes.
Del huracan de besos
que se avecina...
Sabrá de vos y ella,
lo que yo.
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