El tablero transpiraba sus presagios,
ante la inminencia de la lucha.
Abrigaba la certeza, en su interior de árbol,
que, tras la partida, volvería el sol.
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El álfil movió su intriga
y la dama,
ante la firmeza del caballo,
se refugió en la torre.
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Soberbio, el rey meneó la cabeza
ante la bravura de los peones.
¡ Revolución !.
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Los caballos sitiaron la torre
que resistió sin agua ni comida
el paso de los siglos.
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La dama defendió al rey con su vida.
Aquella tarde la sangre
de ambos tiñó el suelo de rojo.
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Yacen sus cuerpos vacíos,
su osada rebeldía vencida,
su osamenta será, pronto polvo.
Su historia convertida en leyenda.
Serán cantados en hogueras.
Serán musas de juglares.
Pero hoy, los cuerpos del rey
y la dama morena
yacen, inertes, en el tablero triste.
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Publicados en " Sa Revista " de Santa Margalida, Julio de 2000.
Fantástica poesía!!
ResponderEliminarde marfil y de ébano
de madera trazada con
sanguina de los siglos
y de futuras partidas
muy buena combinata de tablero y narración
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