Descorchando sonrisas y burbujas,
hurgaba ensimismado en tus silencios,
como en caracolas infinitas y espirales.
Transito las tardes
circulando en bicicleta,
lento y veloz,
siempre intenso.
Bebo sol a tragos largos,
y recojo los frutos frescos
de tus enrojecidas muecas de timidez.
Siempre niña...
mujer...
princesa.
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