Cuando tú no estás,
no se llena el aire de cálidos colores,
ni acuden a aturdirme estridentes campanillas bochincheras.
Cuando tú no estás,
no se alborotan en rededor sonrisas frescas como alondras,
ni me atormentan cien rostros chinchudos y rezongones.
¿Dónde, tus ojos hurgueteando en mis gestos ....?
¿Dónde, cuidando mi andar...?
Es que la mancha cubrió el mar en tu ausencia
y mueren,
erguiditos de pie, en frac con levita,
mis mágicos pingüinos empetrolados,
sin que pueda, tan siquiera, atinar a salvarlos...
Es que todo ésto pasa...
y yo... sin fuerzas,
cuando tu no estás.
Otoño del 93.
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