No te tengo miedo
ni me asustan
las sombras
de las montañas grises,
ni los tifones
del Indico.
No me sorprenden
tus formas,
tan previsibles,
la mediterrània,
tan caciquil.
No anida en mi
el temor,
los días de otoño,
ni las tardes de invierno,
sobre el tablero
la torre,
espera la carga,
la caballería impaciente,
el intrigante alfil.
No dudo
ante la amenaza,
me hago fuerte,
como el roble
frente a la tormenta,
echo raíces.
En primavera florezco,
soy verbo y acción,
no tiembles,
soy jardinero
de rosas blancas,
y espadas.
martes, 27 de diciembre de 2016
domingo, 25 de diciembre de 2016
Tu puedes.
Peligroso, te quiero,
con la palabra y la idea,
el estilete.
La reflexión en la lucha,
la vida que amanece
en tus bigotes apenas.
Asomando la luz,
encuentra,
tus pupilas dilatadas
ojeando horizontes
buscando utopías,
te empeñas.
No será fácil,
no te engañes,
no sin esfuerzo.
Instantes de júbilo,
momentos de espera,
marchas y reconquista,
alguna derrota
en la chistera.
Sueños intensos,
de compartir almohadas,
con tus musas
tempraneras.
Pequeño que te escurres
entre los dedos
cómo agua fresca...
crece indomable,
tu sonrisa noble
cómo bandera.
con la palabra y la idea,
el estilete.
La reflexión en la lucha,
la vida que amanece
en tus bigotes apenas.
Asomando la luz,
encuentra,
tus pupilas dilatadas
ojeando horizontes
buscando utopías,
te empeñas.
No será fácil,
no te engañes,
no sin esfuerzo.
Instantes de júbilo,
momentos de espera,
marchas y reconquista,
alguna derrota
en la chistera.
Sueños intensos,
de compartir almohadas,
con tus musas
tempraneras.
Pequeño que te escurres
entre los dedos
cómo agua fresca...
crece indomable,
tu sonrisa noble
cómo bandera.
sábado, 26 de noviembre de 2016
La ráfaga.
Si no me tienes
que llamar,
no lo hagas.
Sí no tienes,
no me escribas.
No me señales
con tus manos claras,
las heridas
qué el huracán
dejó,
la corteza rota,
el surco.
La lágrima servida
en bandejas de pobre,
las manos.
No digas nada,
hoy
solo puedo amar.
que llamar,
no lo hagas.
Sí no tienes,
no me escribas.
No me señales
con tus manos claras,
las heridas
qué el huracán
dejó,
la corteza rota,
el surco.
La lágrima servida
en bandejas de pobre,
las manos.
No digas nada,
hoy
solo puedo amar.
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Fuente de vida.
La fuente donde bebo,
tus ojos,
la piel distante,
la risa contagiosa.
Tu boca que no besa,
que no muerde,
la distancia
en la cercanía.
Del abrazo,
la caricia,
la belleza del imposible,
el inagotable oficio
de amar.
tus ojos,
la piel distante,
la risa contagiosa.
Tu boca que no besa,
que no muerde,
la distancia
en la cercanía.
Del abrazo,
la caricia,
la belleza del imposible,
el inagotable oficio
de amar.
domingo, 30 de octubre de 2016
Nunca.
Nunca tan sólo,
ni desolado,
tan desierto,
ni tan vacío.
ni desolado,
tan desierto,
ni tan vacío.
Nunca tan espina,
ni tan árido,
ni tanta controversia,
ni tan perdido.
ni tan árido,
ni tanta controversia,
ni tan perdido.
La mañana
en que el sol
no sale,
es todo noche
sombra infinita,
busco un gajo
donde agarrarme,
la ingravidez
en la caída.
en que el sol
no sale,
es todo noche
sombra infinita,
busco un gajo
donde agarrarme,
la ingravidez
en la caída.
El precipicio
guarda inconsciente
el fondo oscuro
del desespero.
Nunca tan sólo
ni desolado,
ni la presencia
ni desolado,
ni la presencia
del carcelero.
El beso.
Viaja herido
en la espesura,
el beso huerfano
de labio.
Yace en el asfalto
del olvido,
triste destino
del audaz.
Cautivo,
mira la noche,
no le cobija,
le niega asilo,
le exilia.
Y ahí,
en la frontera
de los territorios,
en las alambradas
del silencio,
mira su espalda
y le crecen alas.
miércoles, 24 de agosto de 2016
El bar de la luz.
¿Cuál es el ángel,
que reina el espacio,
diáfano y frugal.
que reina el espacio,
diáfano y frugal.
Ligero como el vuelo
de esa sonrisa,
que alimenta
que alimenta
el espiritu,
que vence la fatiga,
el insomio.
el insomio.
Y la claridad,
atravieza
el aroma crujiente,
le penetra.
Pan recién hecho,
café que transporta
al caribe, a africa,
sin pestañar.
¿Porqué?,
se pregunta el poeta.
¿Cuál es el misterio,
que a tantos convoca?
¿Qué extraño magnetismo,
reina en la atmósfera?
¿Cuál es el misterio,
que a tantos convoca?
¿Qué extraño magnetismo,
reina en la atmósfera?
En una esquina normal,
en una calle común,
de un pueblo cualquiera,
al pie de una montaña.
Un templo.
A Dolores, Juan y Marcela del bar 1973 de Lloseta,
por la buena onda.
lunes, 22 de agosto de 2016
La playa.
Levanta intrépida,
su brazo victorioso
ella, la madre
de tantos desembarcos.
Le grita ¡basta!
al innombrable,
y frena en seco,
sus tropelías,
sus atropellos.
Pone la vista
en la lejanía,
horizonte esperanzado,
preámbulo de futuro.
Lo mira,
con sus ojos
claros de mujer
la utopia.
Congelas el momento,
detienes el instante
lo retratas,
mientras la playa
maternal y salobre,
nos besa.
su brazo victorioso
ella, la madre
de tantos desembarcos.
Le grita ¡basta!
al innombrable,
y frena en seco,
sus tropelías,
sus atropellos.
Pone la vista
en la lejanía,
horizonte esperanzado,
preámbulo de futuro.
Lo mira,
con sus ojos
claros de mujer
la utopia.
Congelas el momento,
detienes el instante
lo retratas,
mientras la playa
maternal y salobre,
nos besa.
sábado, 20 de agosto de 2016
El flechazo.
Entró, con la velocidad de un estilete, abrió la piel, desgarró la carne y atravesó, certera, el órgano madre, que ante el impacto, se detuvo y dejó de bombear.
Mamá me había llamado a la cocina, como quién te convoca a un ministerio, con solemnidad y premura. En dos gritos secos y parapetrada tras un mate amoroso, preparaba la sorpresa. Habian pensado, me dijo, que con motivo de mi cincuenta aniversario, me daban el reloj de papi, que sabían que yo no era de relojes, pero que pensaban me haría ilusión. El silencio se apoderó del momento y la emoción rodó por la mejilla. La caja de cuero negro, con la inscripción "Pulsar" en dorado, guardaba en su interior, el espíritu de Pandora, que al abrirla liberó toda la energía del recuerdo.
La pieza lleva las marcas del tiempo tatuadas, y en su segundero parado, la memoria intacta de tantos eventos. Testigo infalible del casamiento de la Pitu, o el de Silvia, participó en cuanto acontecimiento nos convocaba. El reloj del viejo, la sorpresa que me rescata en un momento dificil, en una semana dura, cuando los clavos nos atraviesan las manos, los pies y la temporada rebolea el martillo sin piedad. Y golpea.
A mí me gustan los cumpleaños, más que las navidades, más que los fin de año. Me viene del niño que llevo adentro, tal vez... o de la pregunta existencial de ¿cuántos nacieron un 16 de julio del 66? ¿y a las 7 y cinco de la mañana ? ¿y en ese hospital de Santa Fe? ¿y de ese vientre?... Por eso, tal vez, es que me gustan tanto los cumpleaños.
El reloj del viejo que mamá y los chicos me dejan en custodia; la tarta de chocolate que Abril portaba en sus manos gigantes y, según me contó, escogió entre cientos de tartas; la visita con Maribel por la Alhambra, previas cañas, previas tapas; el torneo de ajedrez de Sa Pobla que Sergi ganó, solo para regalármelo; la visita de Manu Chao, cuando se enteró, conciertazo incluido; el asado que nos vamos a meter con los compas; todos los brindís y todos los abrazos, preámbulo de esta década que pienso vivir con la intensidad de las anteriores. En este mes de reales festejos... o permítanme el guiño, "festejos reales".
Mamá me había llamado a la cocina, como quién te convoca a un ministerio, con solemnidad y premura. En dos gritos secos y parapetrada tras un mate amoroso, preparaba la sorpresa. Habian pensado, me dijo, que con motivo de mi cincuenta aniversario, me daban el reloj de papi, que sabían que yo no era de relojes, pero que pensaban me haría ilusión. El silencio se apoderó del momento y la emoción rodó por la mejilla. La caja de cuero negro, con la inscripción "Pulsar" en dorado, guardaba en su interior, el espíritu de Pandora, que al abrirla liberó toda la energía del recuerdo.
La pieza lleva las marcas del tiempo tatuadas, y en su segundero parado, la memoria intacta de tantos eventos. Testigo infalible del casamiento de la Pitu, o el de Silvia, participó en cuanto acontecimiento nos convocaba. El reloj del viejo, la sorpresa que me rescata en un momento dificil, en una semana dura, cuando los clavos nos atraviesan las manos, los pies y la temporada rebolea el martillo sin piedad. Y golpea.
A mí me gustan los cumpleaños, más que las navidades, más que los fin de año. Me viene del niño que llevo adentro, tal vez... o de la pregunta existencial de ¿cuántos nacieron un 16 de julio del 66? ¿y a las 7 y cinco de la mañana ? ¿y en ese hospital de Santa Fe? ¿y de ese vientre?... Por eso, tal vez, es que me gustan tanto los cumpleaños.
El reloj del viejo que mamá y los chicos me dejan en custodia; la tarta de chocolate que Abril portaba en sus manos gigantes y, según me contó, escogió entre cientos de tartas; la visita con Maribel por la Alhambra, previas cañas, previas tapas; el torneo de ajedrez de Sa Pobla que Sergi ganó, solo para regalármelo; la visita de Manu Chao, cuando se enteró, conciertazo incluido; el asado que nos vamos a meter con los compas; todos los brindís y todos los abrazos, preámbulo de esta década que pienso vivir con la intensidad de las anteriores. En este mes de reales festejos... o permítanme el guiño, "festejos reales".
lunes, 15 de agosto de 2016
Un jornal en Palma.
Siempre es difícil. Entrar, digo. Siempre. Tu planificas la mañana, pero es azarosa, vengativa.
Hoy, por ejemplo. entraba a las 7.30h y vaya uno a saber porqué... la cola llegaba hasta Marratxí.
Pero ayer fue igual ¿sabés? o anteayer, la moneda girando en el aire, para caer, siempre o casi siempre, de cruz. Al final entras y cuando lo haces, te recibe despeinada y en transparencias, como la luz tenue que atraviesa la fronda de su arbolado en los paseos y boulevares. Esa es Palma. Despistada y fugaz, mientras yo furgoneteo sus calles, visito sus bares, indago su pulso imperfecto, la odisea.
Cuando logras llegar temprano, los "carga y descargas" cobijan particulares y hacemos imposibles para encontrar un hueco, un sitio donde aparcar la osamenta de lata que me trajo.
Y el jornal discurre implacable, con su sonrisa marchitándose al paso de las horas, la fatiga.
En ocasiones, cuando te tiene contra las cuerdas, te quita la respiración con su andar altivo, arrollador, despampanante...te paraliza y unos metros más allá la melodía del flaco con guitarra, te la devuelve casi sin saber, que en ese gesto, te salva la vida. O el soplo de aire fresco de los malabaristas en los semáforos, o el sufrimiento estóico de las mujeres y los hombres estatuas... Palma es así, la amas y la aborreces en la misma coctelera, y la mezcla resultante, es una mezcla extraña de cansancio y placer. Porque yo trabajo así, viviéndola. El reencuentro ha sido intenso, yo con mis gafas cayéndose a cada rato (o las arreglo, o me hago una muesca en la oreja... bueno, las arreglo), mirándola intentando penetrarla, redescubrirla. Ella, haciéndose la loca, me muestra sus tatuajes nuevos, su pearcing y su aire de mujer renovado. Me cuenta esperanzada que pronto le quitaran una espìna que la ata a su pasado más triste, un monolito, cuyo mármol volverá a la cantera de la que nunca debió haber salido.
Por la tarde, cuando el ocaso asoma, me sorprende. Y Juan Carlos, con su 65 años a cuestas me dice "que hacés rosarino"... ya no le corrijo, le abrazo, la vida nos cruza cada tanto, vende pinturas en calle San Miguel. Fluimos como siempre, que el café, que el asador donde trabajaba, se declara podemita desde el minuto cero, el tiempo se detiene. No es casual que seamos amigos, pienso. Juan Carlos, es entrañable, de esos seres humanos que la vida te regala y la ciudad dosifica, te entrega en cuotas, y aparecen justo cuando el abatimiento esta apunto de ganarte la partida... Nos prometemos futuros encuentros, visitas hogareñas y asados posibles... la ciudad dirá.
Atractiva, intensa, impredecible, seductora, voraz, Palma te abraza.
Hoy, por ejemplo. entraba a las 7.30h y vaya uno a saber porqué... la cola llegaba hasta Marratxí.
Pero ayer fue igual ¿sabés? o anteayer, la moneda girando en el aire, para caer, siempre o casi siempre, de cruz. Al final entras y cuando lo haces, te recibe despeinada y en transparencias, como la luz tenue que atraviesa la fronda de su arbolado en los paseos y boulevares. Esa es Palma. Despistada y fugaz, mientras yo furgoneteo sus calles, visito sus bares, indago su pulso imperfecto, la odisea.
Cuando logras llegar temprano, los "carga y descargas" cobijan particulares y hacemos imposibles para encontrar un hueco, un sitio donde aparcar la osamenta de lata que me trajo.
Y el jornal discurre implacable, con su sonrisa marchitándose al paso de las horas, la fatiga.
En ocasiones, cuando te tiene contra las cuerdas, te quita la respiración con su andar altivo, arrollador, despampanante...te paraliza y unos metros más allá la melodía del flaco con guitarra, te la devuelve casi sin saber, que en ese gesto, te salva la vida. O el soplo de aire fresco de los malabaristas en los semáforos, o el sufrimiento estóico de las mujeres y los hombres estatuas... Palma es así, la amas y la aborreces en la misma coctelera, y la mezcla resultante, es una mezcla extraña de cansancio y placer. Porque yo trabajo así, viviéndola. El reencuentro ha sido intenso, yo con mis gafas cayéndose a cada rato (o las arreglo, o me hago una muesca en la oreja... bueno, las arreglo), mirándola intentando penetrarla, redescubrirla. Ella, haciéndose la loca, me muestra sus tatuajes nuevos, su pearcing y su aire de mujer renovado. Me cuenta esperanzada que pronto le quitaran una espìna que la ata a su pasado más triste, un monolito, cuyo mármol volverá a la cantera de la que nunca debió haber salido.
Por la tarde, cuando el ocaso asoma, me sorprende. Y Juan Carlos, con su 65 años a cuestas me dice "que hacés rosarino"... ya no le corrijo, le abrazo, la vida nos cruza cada tanto, vende pinturas en calle San Miguel. Fluimos como siempre, que el café, que el asador donde trabajaba, se declara podemita desde el minuto cero, el tiempo se detiene. No es casual que seamos amigos, pienso. Juan Carlos, es entrañable, de esos seres humanos que la vida te regala y la ciudad dosifica, te entrega en cuotas, y aparecen justo cuando el abatimiento esta apunto de ganarte la partida... Nos prometemos futuros encuentros, visitas hogareñas y asados posibles... la ciudad dirá.
Atractiva, intensa, impredecible, seductora, voraz, Palma te abraza.
miércoles, 3 de agosto de 2016
Febo asoma.
Esquivo,
hoy le cuesta
mirarme a los ojos.
Vocifera
en el lenguaje de los dioses,
el tardío despertar de los genios.
La dicha, abre,
su paraguas de esparto
y él se despereza intenso.
Le observo distante.
Le busco, inquieto,
desde el muro
de metal y viento.
Naufraga y emerge
bucea en el abismo
de noche, del ayer.
Él que es todo mañana,
él sediento de día.
Hasta que al fín,
encendido y vital,
es Pueblo,
que despierta.
martes, 2 de agosto de 2016
Reencuentro.
¿Sabrá el pájaro,
el cargamento de amor,
que su vientre en vuelo, porta?
¿Será sencible,
al latir de madre,
que bate el espacio
surcando el firmamento?
Sus ojos esmeraldas
se dilatan,
grandes... omnipresentes,
atrapándolo todo,
voraz mujer.
Y el labio que espera,
besar la piel niña,
respirar el aroma
de su cabello tierno,
y el abrazo fundiéndose.
¿Sabrá la ciudad,
del reencuentro
próximo?
Del tsunami de amor
enciernes.
Del huracan de besos
que se avecina...
Sabrá de vos y ella,
lo que yo.
el cargamento de amor,
que su vientre en vuelo, porta?
¿Será sencible,
al latir de madre,
que bate el espacio
surcando el firmamento?
Sus ojos esmeraldas
se dilatan,
grandes... omnipresentes,
atrapándolo todo,
voraz mujer.
Y el labio que espera,
besar la piel niña,
respirar el aroma
de su cabello tierno,
y el abrazo fundiéndose.
¿Sabrá la ciudad,
del reencuentro
próximo?
Del tsunami de amor
enciernes.
Del huracan de besos
que se avecina...
Sabrá de vos y ella,
lo que yo.
domingo, 24 de julio de 2016
"La Gorda Eleonor" y Sineu.
En el cruce de caminos,
el encuentro.
La energía contenida de la espera,
los años como siglos,
cayendo,
plácidas hojas del almanaque mudo,
la emoción abordandomé el alma,
transportándome,
el viaje.
Y volar de Palestina a Machu Pichu,
de La Candona a Finisterre,
en un abrazo clandestino,
la fusión de las almas,
los corazones acompasados,
al ritmo del micro
explotandote en el pecho.
A lo lejos,
el crepúsculo presagia
un escenario en llamas,
el aleph cosmico de la buenaventura,
la ventana abierta,
a la esperanza,
la tarde aquella,
que amaneció.
Al compa Manu Chao,
la buenaventura y la esperanza.
el encuentro.
La energía contenida de la espera,
los años como siglos,
cayendo,
plácidas hojas del almanaque mudo,
la emoción abordandomé el alma,
transportándome,
el viaje.
Y volar de Palestina a Machu Pichu,
de La Candona a Finisterre,
en un abrazo clandestino,
la fusión de las almas,
los corazones acompasados,
al ritmo del micro
explotandote en el pecho.
A lo lejos,
el crepúsculo presagia
un escenario en llamas,
el aleph cosmico de la buenaventura,
la ventana abierta,
a la esperanza,
la tarde aquella,
que amaneció.
Al compa Manu Chao,
la buenaventura y la esperanza.
lunes, 11 de julio de 2016
La puerta de hierro.
La historia es larga. Fue un flechazo. Estaba parada en la puerta de una panadería, me sorprendió, se hizo la distraída y como no podía ser de otra manera, pegué la vuelta e intenté subirla a la furgoneta, llevaba una máquina y café, casi no había espacio. En fin, no pude.
Esa tarde salíamos para Menorca, lo que hacía imposible que pudiera ir a buscarla. No me la podía sacar de la cabeza, una puerta de horno, de fundición de hierro... impresionante y así fue. Volví de Menorca, pasó una semana y, a la siguiente, la ruta me llevaba por ahí, y yo con una fijación en la cabeza: la puerta de hierro. Pues bien, ahí estaba, fría, espectante, soberbia. Debo confesar que venía preparado y no se resistó. Claro yo tenía unos diez años menos. A partir de ahí, deambuló por el patio, como un trofeo épico. En las tertulias solía comentar que cuando logré subirla, escuché desde una ventana alguien que gritaba: ¡Muy bien! (la fábula). Hace unos años Marcelo me ayudó y la subimos bajo el mandarino.
Ayer me encontré, de nuevo, en la barca y se tensó el sedal del desafio. Y picó, había que subirla al asador, y se preparó el músculo, y la neurona, y chorreaba adrenalina, y cansancio. Como si de un pez espada se tratase, "el viejo y el mar", reeditándose por enésima vez. El esfuerzo, como ayer. El riesgo siempre, al limite. Y entonces, conmovida la puerta, cedió al impulso, ocupando su sitio final.
Esa tarde salíamos para Menorca, lo que hacía imposible que pudiera ir a buscarla. No me la podía sacar de la cabeza, una puerta de horno, de fundición de hierro... impresionante y así fue. Volví de Menorca, pasó una semana y, a la siguiente, la ruta me llevaba por ahí, y yo con una fijación en la cabeza: la puerta de hierro. Pues bien, ahí estaba, fría, espectante, soberbia. Debo confesar que venía preparado y no se resistó. Claro yo tenía unos diez años menos. A partir de ahí, deambuló por el patio, como un trofeo épico. En las tertulias solía comentar que cuando logré subirla, escuché desde una ventana alguien que gritaba: ¡Muy bien! (la fábula). Hace unos años Marcelo me ayudó y la subimos bajo el mandarino.
Ayer me encontré, de nuevo, en la barca y se tensó el sedal del desafio. Y picó, había que subirla al asador, y se preparó el músculo, y la neurona, y chorreaba adrenalina, y cansancio. Como si de un pez espada se tratase, "el viejo y el mar", reeditándose por enésima vez. El esfuerzo, como ayer. El riesgo siempre, al limite. Y entonces, conmovida la puerta, cedió al impulso, ocupando su sitio final.
sábado, 9 de julio de 2016
Menorca.
En el horizonte,
la hermana menor
dibujaba su silueta
de isla cercana.
la hermana menor
dibujaba su silueta
de isla cercana.
La mujer sirena
emerge implacable,
con su cola
de coral y roca.
Seduce,
frena la ola,
le espanta,
reduce su furia
de temporal.
Dueña de la tarde,
amante del crepúsculo,
cancerbera del sol,
madre de la luna,
habitante de los amaneceres tiernos...
pecado capital.
Vuelve al mar!
emerge implacable,
con su cola
de coral y roca.
Seduce,
frena la ola,
le espanta,
reduce su furia
de temporal.
Dueña de la tarde,
amante del crepúsculo,
cancerbera del sol,
madre de la luna,
habitante de los amaneceres tiernos...
pecado capital.
Vuelve al mar!
miércoles, 6 de julio de 2016
Llegada.
Venía con un montón
de aventuras
bajo el brazo,
portaba historias
sin finales,
hormigas sin memorias,
destellos de fugaces
acrobacias imposibles.
Y al final,
el tan locuaz,
solo pudo hablar
de sus ojos,
y de la mesa,
ese abismo,
qué les separaba.
de aventuras
bajo el brazo,
portaba historias
sin finales,
hormigas sin memorias,
destellos de fugaces
acrobacias imposibles.
Y al final,
el tan locuaz,
solo pudo hablar
de sus ojos,
y de la mesa,
ese abismo,
qué les separaba.
jueves, 23 de junio de 2016
Solsticio de verano
Se descuelga del firmamento,
ella, la guardiana de mis noches,
mientras el sol morisquetea
en el espejo roto.
La rapaz, se lanza sobre su presa,
y se ahoga en el mar de espigas secas.
Y yo, un tímido con recursos,
asisto al espectáculo.
La mañana, en que los balcones
visten de morados
y las lileras
perfuman a lo lejos,
donde los corazones, palpitan intensos
y en las plazas lucen sonrisas.
ella, la guardiana de mis noches,
mientras el sol morisquetea
en el espejo roto.
La rapaz, se lanza sobre su presa,
y se ahoga en el mar de espigas secas.
Y yo, un tímido con recursos,
asisto al espectáculo.
La mañana, en que los balcones
visten de morados
y las lileras
perfuman a lo lejos,
donde los corazones, palpitan intensos
y en las plazas lucen sonrisas.
sábado, 4 de junio de 2016
La sonrisa de un país.
Recuperar,
la tarde en que fuimos verdes,
y marchamos,
la noche en que fuimos sábana,
y sentimos...
amanezcamos.
Ganarle al oprobio,
la partida.
Encender los candiles,
esperanzados,
ahora que el horizonte,
se aleja.
Retornaran mañana,
los banderines y los barriletes,
a las plazas multicolores,
de las gentes y la alegría.
Ahora que nos convoca,
un país,
vamos
a recuperar la sonrisa.
la tarde en que fuimos verdes,
y marchamos,
la noche en que fuimos sábana,
y sentimos...
amanezcamos.
Ganarle al oprobio,
la partida.
Encender los candiles,
esperanzados,
ahora que el horizonte,
se aleja.
Retornaran mañana,
los banderines y los barriletes,
a las plazas multicolores,
de las gentes y la alegría.
Ahora que nos convoca,
un país,
vamos
a recuperar la sonrisa.
martes, 31 de mayo de 2016
Corazón en obras.
Retiraron los andamios
que sostienen la argamasa
de barros y ungüentos
que cubren la piel,
las heridas.
Revisaron también
el cableado que le conecta
con la última neurona.
Estudiaron su falta de impulso,
su cansancio.
Vinieron de lejos,
analizaron su apatía,
cuestionaron, a voz viva,
su silencio.
Concluyeron,
dictaminaron,
diagnosticaron,
una enfermedad irremediable.
Entonces,
dio tres latidos...
y su tamaño, creció.
que sostienen la argamasa
de barros y ungüentos
que cubren la piel,
las heridas.
Revisaron también
el cableado que le conecta
con la última neurona.
Estudiaron su falta de impulso,
su cansancio.
Vinieron de lejos,
analizaron su apatía,
cuestionaron, a voz viva,
su silencio.
Concluyeron,
dictaminaron,
diagnosticaron,
una enfermedad irremediable.
Entonces,
dio tres latidos...
y su tamaño, creció.
domingo, 22 de mayo de 2016
De madrugadas y carreteras.
Transitando carreteras vacías,
devorando kilómetros,
desayuno asfalto y Rocío,
a partes iguales.
Curvas y acertijos,
me abordan,
la bruma que no se disipa,
el problema final.
Yo, que soy,
morado, rojo, verde,
hoy más que nunca,
estoy ante la duda.
¿Qué cable cortar?
la avería,
la loca incertidumbre de vivir,
concurren a mí,
las certezas.
El respirar,
el latir acompasado,
el cielo que se ensancha,
la esperanza del día.
Vos en algún rincón del planeta.
devorando kilómetros,
desayuno asfalto y Rocío,
a partes iguales.
Curvas y acertijos,
me abordan,
la bruma que no se disipa,
el problema final.
Yo, que soy,
morado, rojo, verde,
hoy más que nunca,
estoy ante la duda.
¿Qué cable cortar?
la avería,
la loca incertidumbre de vivir,
concurren a mí,
las certezas.
El respirar,
el latir acompasado,
el cielo que se ensancha,
la esperanza del día.
Vos en algún rincón del planeta.
lunes, 9 de mayo de 2016
La noticia.
Cuando la noticia,
la noche fue un calvario.
En la mañana, dejé de respirar.
Por la tarde,
se me paró el corazón.
El amanecer siguiente,
lluvioso y frío,
me dejó sin lágrimas.
El crepúsculo arraso,
el último aliento.
Y, al tercer día,
cuando rendido,
el viento del norte
comenzó a mover las banderas.
la noche fue un calvario.
En la mañana, dejé de respirar.
Por la tarde,
se me paró el corazón.
El amanecer siguiente,
lluvioso y frío,
me dejó sin lágrimas.
El crepúsculo arraso,
el último aliento.
Y, al tercer día,
cuando rendido,
el viento del norte
comenzó a mover las banderas.
domingo, 1 de mayo de 2016
A veces tu.
Tranquila,
la mañana del desamparo,
asoma.
Del insomio que reincide,
que despierta,
como la letanía de tus ojos,
acuchillandomé la espalda,
de tus manos desmontandomé,
hueso a hueso,
cachete y caricia,
sol y sombra.
Propietaria del derrumbe
de todas mis defensas,
de la claudicación de todos
los postulados.
A veces, sonrisa cuál quimera,
a veces, horizonte libertario.
Solo a veces,
mi territorio,
tu imperio.
la mañana del desamparo,
asoma.
Del insomio que reincide,
que despierta,
como la letanía de tus ojos,
acuchillandomé la espalda,
de tus manos desmontandomé,
hueso a hueso,
cachete y caricia,
sol y sombra.
Propietaria del derrumbe
de todas mis defensas,
de la claudicación de todos
los postulados.
A veces, sonrisa cuál quimera,
a veces, horizonte libertario.
Solo a veces,
mi territorio,
tu imperio.
sábado, 30 de abril de 2016
Búsqueda.
¿Qué quieres? Preguntó.
Tus ojos,
contestaron los míos.
¿Qué buscas? Insistió.
La textura de esos labios,
fundiéndose.
¿Cuán intenso?
Como el loco torbellino
de tu pelo en cascada,
en catarata de vida,
toda vos enredándome.
¿Porqué hoy?.
Tal vez mañana
nos cubra la bruma.
Y en ese instante,
el destello,
iluminó la comarca.
Junto al mar suave,
bajo la luna atenta.
Tus ojos,
contestaron los míos.
¿Qué buscas? Insistió.
La textura de esos labios,
fundiéndose.
¿Cuán intenso?
Como el loco torbellino
de tu pelo en cascada,
en catarata de vida,
toda vos enredándome.
¿Porqué hoy?.
Tal vez mañana
nos cubra la bruma.
Y en ese instante,
el destello,
iluminó la comarca.
Junto al mar suave,
bajo la luna atenta.
domingo, 24 de abril de 2016
Oda al "califorato"
Mi primer coche fue un "califorato", era una ambulancia Ford Fairlane, que compré a un funebrero de Laguna Paiva en una suerte de trueque y que fui pagando con los ataúdes que fabricábamos con mi hermano y el negro Miguez. El "califorato" pasó, entonces, de transportar tristeza, a sembrar vida. Reconvertido en utilitario, la otrora ambulancia, se entregó por entero a surcar las noches santafesinas, montando peñas, encuentros culturales, mercadillos, pegada de carteles, campaña.
Recordaba conmigo en una de nuestras largas tertulias, la noche aquella en la que sacó del Centro Balear a los ochos integrantes de una murga, ¡con los tambores y todo, llevándoles hasta Santo Tomé! repetía el noble vehículo, mientras apuraba su "fernet con coca". O el día aquel que, junto al Negro y al Flaco, en medio de una tormenta que arreciaba, cubrió los ochenta kilometros hasta Helvecia, con el limpiaparabrisas roto. Me contó su estupor cuando bajamos a la radio del pueblo, a anunciar que habíamos llegado, era la fiesta de la primavera. O aquella tarde noche, en la que nos lanzamos a la carretera con combustible solo para la ida... otros ochenta kilometros, pero no podia fallarle al amigo. Actuación, canto y poesía, y nos prestaron el dinero para la vuelta.
Interpelado por su nombre, le confié, que habia sido ocurrencia del flaco Neme, y que con el tiempo fue un término muy popular en la jerga universitaria, ¿me prestás, Peti, el califorato (ambulancia)? ¿hacemos, Peti, unos "califoratos" (nos tomamos unos vinos o birras)? ¿salimos a "califoratear"... muchas definiciones diferentes: lo que se dice un término universal.
No paramos de reir, de conocer, de soñar. El "califorato", che, una nave maravillosa, interestelar. Le fundí el motor en un despiste, no funcionaba el limpiaparabrisas, ni el marcador de nafta, no tenía los papeles, pero me encantaba su pulso, su versatilidad, su conducción... Lo vendí por doscientos mangos, que no terminé de cobrar. Así era el Peti.
Hoy les presento a la "califorata", una Nissan Vanette, en su primer bautismo de guerra, en el que sembró rosales en los maceteros que cuidamos con S´Ateneu de Santa Margalida. De aquel Ford Failene, a esta mina le separan unos treinta años y miles de kilometros... pero me aseguró, que su espíritu está intacto.
Recordaba conmigo en una de nuestras largas tertulias, la noche aquella en la que sacó del Centro Balear a los ochos integrantes de una murga, ¡con los tambores y todo, llevándoles hasta Santo Tomé! repetía el noble vehículo, mientras apuraba su "fernet con coca". O el día aquel que, junto al Negro y al Flaco, en medio de una tormenta que arreciaba, cubrió los ochenta kilometros hasta Helvecia, con el limpiaparabrisas roto. Me contó su estupor cuando bajamos a la radio del pueblo, a anunciar que habíamos llegado, era la fiesta de la primavera. O aquella tarde noche, en la que nos lanzamos a la carretera con combustible solo para la ida... otros ochenta kilometros, pero no podia fallarle al amigo. Actuación, canto y poesía, y nos prestaron el dinero para la vuelta.
Interpelado por su nombre, le confié, que habia sido ocurrencia del flaco Neme, y que con el tiempo fue un término muy popular en la jerga universitaria, ¿me prestás, Peti, el califorato (ambulancia)? ¿hacemos, Peti, unos "califoratos" (nos tomamos unos vinos o birras)? ¿salimos a "califoratear"... muchas definiciones diferentes: lo que se dice un término universal.
No paramos de reir, de conocer, de soñar. El "califorato", che, una nave maravillosa, interestelar. Le fundí el motor en un despiste, no funcionaba el limpiaparabrisas, ni el marcador de nafta, no tenía los papeles, pero me encantaba su pulso, su versatilidad, su conducción... Lo vendí por doscientos mangos, que no terminé de cobrar. Así era el Peti.
Hoy les presento a la "califorata", una Nissan Vanette, en su primer bautismo de guerra, en el que sembró rosales en los maceteros que cuidamos con S´Ateneu de Santa Margalida. De aquel Ford Failene, a esta mina le separan unos treinta años y miles de kilometros... pero me aseguró, que su espíritu está intacto.
domingo, 10 de abril de 2016
El ejercicio del recuerdo.
"Empujo la pesada puerta, pidiendo permiso, chirriaba apenas y el sonido leve cortó el bullicio de nuestra clase de pequeñines. Buen día, señorita Selva, dijo la pequeña, mi mamá me pidió si le podía mandar tizas (o làpices, o cartulinas... ¡Qué sé yo!) Solo recuerdo que en ese instante, por la claraboya existente en la pared, un rayo de luz atravesó el aire, detuvo las partículas en suspensión e iluminó la cara de la pequeña, sus cachetes rosados, su cabello con dos coletas iguales y esa sonrisa que amanecía. Yo, petrificado, miré a Luisito Seguro que dibujaba absorto, ensimismado en su hoja de papel, y descubrí que ese momento me acompañaría toda la vida. Está claro, que en el jardín de mi infancia, en esa primaria, maravillosa están los cimientos de mi sensibilidad actual.
Un año mas tarde, quedaba atrás la señorita Selva, a quien amábamos, y la aventura de la escuela se nos presentaba intrépida y avasallante. Yo pasé el primer día una suerte de test en el que tenías que pintar sobre una línea... recortar en zic-zac... en fin, un puñado de esas habilidades manuales que en mí eran profundamente esquivas, y como os podéis imaginar, entre los cursos A, B y C ( donde nos seleccionaban por aptitudes) me tocaba el C, sin contemplaciones. Y salimos, entonces, al salón techado, el gran patio cubierto del Colegio Normal, y me fundí en un abrazo con Luisito, Pablito, Marcelo y entre el grupo estaba la niña que portaba el sol, riendo y charlando con mas niñas y ahí me quedé... en el A. Cuando la señorita Escudero me preguntó ¿Y vos estás acá? Le habré contestado con un ¡claro!, o un ¡sí!, tan contundente que entré al A de manera un tanto... trucha. Tal vez en este hecho estén los cimientos de ese puntito de desfachatez tan necesario para vivir.
Y así transcurrió la primaria, hermoso crisol de lealtades y amigos, de complicidades y descubrimientos, la imagen de aquella niña se mantuvo en el tiempo y las bromas y los corrillos eran dominio de todo el colegio. Recuerdo un día cuando le confié a mi gran amigo Pablito Cocuzza que había escrito debajo de la mesa del comedor el nombre de la piba que me gustaba en morse y al revés (eran épocas del agente 007 y quien más, quien menos, portaba, en sus alforjas una historia de espía). Pablito se tiro debajo de la mesa y leyó en voz alta... An.. ¡Si ya lo sabe todo el mundo, boludo!!! dijo riendo. pero así era el Peti, tímido y soñador.
Cada minuto de aquella infancia, intensa y feliz, se agolpan en mi memoria, hoy que Sergi, con trece años a cuestas, descarga sus confidencias, y desengaños. Y me pregunta, y escarba... Un lindo ejercicio... ¿y el tuyo?
Un año mas tarde, quedaba atrás la señorita Selva, a quien amábamos, y la aventura de la escuela se nos presentaba intrépida y avasallante. Yo pasé el primer día una suerte de test en el que tenías que pintar sobre una línea... recortar en zic-zac... en fin, un puñado de esas habilidades manuales que en mí eran profundamente esquivas, y como os podéis imaginar, entre los cursos A, B y C ( donde nos seleccionaban por aptitudes) me tocaba el C, sin contemplaciones. Y salimos, entonces, al salón techado, el gran patio cubierto del Colegio Normal, y me fundí en un abrazo con Luisito, Pablito, Marcelo y entre el grupo estaba la niña que portaba el sol, riendo y charlando con mas niñas y ahí me quedé... en el A. Cuando la señorita Escudero me preguntó ¿Y vos estás acá? Le habré contestado con un ¡claro!, o un ¡sí!, tan contundente que entré al A de manera un tanto... trucha. Tal vez en este hecho estén los cimientos de ese puntito de desfachatez tan necesario para vivir.
Y así transcurrió la primaria, hermoso crisol de lealtades y amigos, de complicidades y descubrimientos, la imagen de aquella niña se mantuvo en el tiempo y las bromas y los corrillos eran dominio de todo el colegio. Recuerdo un día cuando le confié a mi gran amigo Pablito Cocuzza que había escrito debajo de la mesa del comedor el nombre de la piba que me gustaba en morse y al revés (eran épocas del agente 007 y quien más, quien menos, portaba, en sus alforjas una historia de espía). Pablito se tiro debajo de la mesa y leyó en voz alta... An.. ¡Si ya lo sabe todo el mundo, boludo!!! dijo riendo. pero así era el Peti, tímido y soñador.
Cada minuto de aquella infancia, intensa y feliz, se agolpan en mi memoria, hoy que Sergi, con trece años a cuestas, descarga sus confidencias, y desengaños. Y me pregunta, y escarba... Un lindo ejercicio... ¿y el tuyo?
sábado, 9 de abril de 2016
Sevilla.
Hay Sevilla...
con su solera y su encanto,
señorial, cosmopolita.
Engalanan la vida,
en las calles las gentes,
de sonrisas y charlas tendidas.
Hay Sevilla,
irreverente y devota,
de una orilla a la otra,
de cantaores y farolillos,
de carruajes y zapatillas.
Cuán abundante y concurrida,
en los bares,
en las tapas servidas...
Hay Sevilla,
tan humana, tan crisol,
tan diversa, tan distinta,
que a tus encanto me rindo,
desde la Macarena a Triana,
por tus paseos deambula...
la maravilla.
sábado, 2 de abril de 2016
Absurdo inconcembible.
La muerte de Hernán, es uno se esos absurdos inconcebibles, que nos sacuden y nos desgarran, en infinitos porqués y porqués, que no encuentran respuestas. Atrás los amores compartidos, atrás las charlas hasta la madrugada, atrás las cervezas y los dias de pesca, atrás la vida.
Si tengo que recordar cosas, y recuerdo, le veo corriendo pelota en pie, bien juntita, la loca carrera gambeteando piernas, troncos, piedras, árboles, en el parque Garay. Como si de William Wallace, se tratase, corriendo sobre picas, espadas, yelmos, escudos, con un objetivo: la meta.
O la noche aquella que nos confesábamos lo inconfesable, y en el abrazo, sellábamos todas las paces, todos los adioses, todos los hasta luegos.
Hace unos meses, vino a Mallorca, me había avisado que tal vez, que me escribiría antes... y una mañana recibí en mensaje: estoy acá, ¿y cuándo te vas? mañana... ¿mañana????!!!
Mierda de vida, tan protocolar, tan porqué no avisaste antes, tan pelotuda.
Ahora la tristeza se mastica y el mate diario, sabe mas amargo aún.
Ahora te imagino, cabalgando, esa puta muerte tuya, hasta domarla, hasta hacerla dócil, serena en el camino cierto al Olimpo, tu habitat natural, Pelado querido, vos: mi superhéroe.
Si tengo que recordar cosas, y recuerdo, le veo corriendo pelota en pie, bien juntita, la loca carrera gambeteando piernas, troncos, piedras, árboles, en el parque Garay. Como si de William Wallace, se tratase, corriendo sobre picas, espadas, yelmos, escudos, con un objetivo: la meta.
O la noche aquella que nos confesábamos lo inconfesable, y en el abrazo, sellábamos todas las paces, todos los adioses, todos los hasta luegos.
Hace unos meses, vino a Mallorca, me había avisado que tal vez, que me escribiría antes... y una mañana recibí en mensaje: estoy acá, ¿y cuándo te vas? mañana... ¿mañana????!!!
Mierda de vida, tan protocolar, tan porqué no avisaste antes, tan pelotuda.
Ahora la tristeza se mastica y el mate diario, sabe mas amargo aún.
Ahora te imagino, cabalgando, esa puta muerte tuya, hasta domarla, hasta hacerla dócil, serena en el camino cierto al Olimpo, tu habitat natural, Pelado querido, vos: mi superhéroe.
viernes, 1 de abril de 2016
La trenza.
Y en el instante de la trenza,
sus ojos tejen
frágiles primaveras,
el silencio profundo
de la carcajada.
Detenido el tiempo,
en el espacio preciso,
fluyen las palabras,
las ideas,
el pensamiento florece,
Ha! si fuera solo eso,
la loca alegría de vivir.
sus ojos tejen
frágiles primaveras,
el silencio profundo
de la carcajada.
Detenido el tiempo,
en el espacio preciso,
fluyen las palabras,
las ideas,
el pensamiento florece,
Ha! si fuera solo eso,
la loca alegría de vivir.
domingo, 27 de marzo de 2016
La libertad de delinquir.
" Aroma a "mojarrita", me vino. Ese pescadito, movedizo y saltarín, que era la delicia de los pescadores principiantes, saliendo de aquella cocina de un restaurante de cala Mesquida, puse el pie otra vez ,en esa dimensión del recuerdo que me trasladaba en un metro a la "Vuelta del Pirata" (impresionante pirueta del río que da nombre a mítico restaurante de pescado).
Yo estaba con Dani y el flaco, por entonces inseparables. No se que paso, pero ese dia, ninguno penso en las lo...mbrices, y como a corajudos no nos ivan a ganar... a pescar con pan duro, nos pusimos. Pero, nada, las mojarras eran carnivoras y lo del pan no funcionaba. Cosa de la cuál nos percatamos, porque justo al lado nuestro, el chivo (mote que le pusimos por su prominente barba), no paraba de sacar mojarritas, una atras de otra. El muy canalla tenía desplegado un arsenal de lineas y aparejos. Nos miraba socarronamente y nuestra furia iba en aumento. No era envidia, no!!!Que boludos, como nos olvidamos de las lombrices!!!! .
Entonces y después de una breve deliberación con Dani, decido desplegar mis incipientes dotes de parlamentario y resuelvo ir a pedir unas cuantas al chivo. El tipo, miro el tarro lleno y con cara de desprecio, me soltó: me quedan pocas. Nuestra ira cobro ribetes inimaginables... de todo menos matarlo, se nos cruzó por la cabeza, de todo.
Entonces, obró el milagro. El río corría, el sol del mediodía abrazaba y desde su campamento le gritaron: esta la comida!!! Y se fué el chivo y su prole. Dejando los aparejos en la costa y llevándose el tarro de lombrices. Nosotros teníamos muchas ganas de delinquir. ¿Fue el flaco?... o ¿Dani?... tal vez fui yo, no sé... comenzamos a recojer rápido y sin motivo, con prisas. Uno dijo: esa no es nuestra y vimos como las manos se aceleraban, comprendimos en el instante. Y fueron todas las manos, todas las piernas. Chivo de mierda. Todos los plomos, y los anzuelos, y las boyas, todas las lineas y los aparejos. Chivo de mierda, replicaba la neurona común, el día aquél, en el que fuimos los Robin Hood, de la "Vuelta del Pirata". La adrenalina a tope, la loca carrera, el No mires atras!!!, Corre, Corre...
Las risas de la revancha, los corazones acelerados, el miedo a las sirenas, la satisfación extraña de lo clandestino... el vértigo loco del delinquir"
Del libro "Crónicas de un argentino al pedo".
Ver más
Yo estaba con Dani y el flaco, por entonces inseparables. No se que paso, pero ese dia, ninguno penso en las lo...mbrices, y como a corajudos no nos ivan a ganar... a pescar con pan duro, nos pusimos. Pero, nada, las mojarras eran carnivoras y lo del pan no funcionaba. Cosa de la cuál nos percatamos, porque justo al lado nuestro, el chivo (mote que le pusimos por su prominente barba), no paraba de sacar mojarritas, una atras de otra. El muy canalla tenía desplegado un arsenal de lineas y aparejos. Nos miraba socarronamente y nuestra furia iba en aumento. No era envidia, no!!!Que boludos, como nos olvidamos de las lombrices!!!! .
Entonces y después de una breve deliberación con Dani, decido desplegar mis incipientes dotes de parlamentario y resuelvo ir a pedir unas cuantas al chivo. El tipo, miro el tarro lleno y con cara de desprecio, me soltó: me quedan pocas. Nuestra ira cobro ribetes inimaginables... de todo menos matarlo, se nos cruzó por la cabeza, de todo.
Entonces, obró el milagro. El río corría, el sol del mediodía abrazaba y desde su campamento le gritaron: esta la comida!!! Y se fué el chivo y su prole. Dejando los aparejos en la costa y llevándose el tarro de lombrices. Nosotros teníamos muchas ganas de delinquir. ¿Fue el flaco?... o ¿Dani?... tal vez fui yo, no sé... comenzamos a recojer rápido y sin motivo, con prisas. Uno dijo: esa no es nuestra y vimos como las manos se aceleraban, comprendimos en el instante. Y fueron todas las manos, todas las piernas. Chivo de mierda. Todos los plomos, y los anzuelos, y las boyas, todas las lineas y los aparejos. Chivo de mierda, replicaba la neurona común, el día aquél, en el que fuimos los Robin Hood, de la "Vuelta del Pirata". La adrenalina a tope, la loca carrera, el No mires atras!!!, Corre, Corre...
Las risas de la revancha, los corazones acelerados, el miedo a las sirenas, la satisfación extraña de lo clandestino... el vértigo loco del delinquir"
Del libro "Crónicas de un argentino al pedo".
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martes, 22 de marzo de 2016
Agua.
Gotas de un manantial
emancipado,
Afluente de un río vigoroso,
que fluye
en sus sueños de mar.
Agua,
libre te queremos,
sin ti no soy.
Agua,
sin dueños, ni banderas,
solidaria...
dulce murmullo vital.
emancipado,
Afluente de un río vigoroso,
que fluye
en sus sueños de mar.
Agua,
libre te queremos,
sin ti no soy.
Agua,
sin dueños, ni banderas,
solidaria...
dulce murmullo vital.
domingo, 28 de febrero de 2016
De guitarras y sombreros.
Es un templo,
la sala vacía,
el escalofrío,
el silencioso murmullo del metal.
Se miran de reojo,
se guiñan,
por la noche, verás...
se dicen cómplices.
Me ignoran.
Pasea su desdén
la mujer con sombrero,
musa del poeta
que al viento entona
su canción.
Mantiene, inmutable,
su sonrisa fría,
la algarabía dura del metal.
Anda lenta
más con paso firme,
baila el aire a su alrededor,
la miro extraviado
cruzar la calle
encandilado por el resplandor.
La mano del artista
modela el espacio,
da vida, calor,
a las punzantes aristas del metal.
Impresiones sobre la obra de Gerard Matas.
"La tramoia de la realitat"
la sala vacía,
el escalofrío,
el silencioso murmullo del metal.
Se miran de reojo,
se guiñan,
por la noche, verás...
se dicen cómplices.
Me ignoran.
Pasea su desdén
la mujer con sombrero,
musa del poeta
que al viento entona
su canción.
Mantiene, inmutable,
su sonrisa fría,
la algarabía dura del metal.
Anda lenta
más con paso firme,
baila el aire a su alrededor,
la miro extraviado
cruzar la calle
encandilado por el resplandor.
La mano del artista
modela el espacio,
da vida, calor,
a las punzantes aristas del metal.
Impresiones sobre la obra de Gerard Matas.
"La tramoia de la realitat"
martes, 23 de febrero de 2016
Partida circular.
Planeo sobre el tablero,
pensándote,
partida repetida,
como un bucle interminable.
La dama, atravesando
la ciudad vacía,
espanta al caballo
hasta el pie
de las torres despeinadas,
donde las amazonas descargan
sus flechas de incienso,
el embrujo.
Y mientras, el hombre,
implora enloquecido
dejar de ser rey
desde su enroque eterno.
Transito el tablero
descalzo,
pensándote,
partida endemoniada.
Hoy, que todo es blanco,
y a mí me gusta, también,
que las negras
jueguen conmigo.
pensándote,
partida repetida,
como un bucle interminable.
La dama, atravesando
la ciudad vacía,
espanta al caballo
hasta el pie
de las torres despeinadas,
donde las amazonas descargan
sus flechas de incienso,
el embrujo.
Y mientras, el hombre,
implora enloquecido
dejar de ser rey
desde su enroque eterno.
Transito el tablero
descalzo,
pensándote,
partida endemoniada.
Hoy, que todo es blanco,
y a mí me gusta, también,
que las negras
jueguen conmigo.
sábado, 20 de febrero de 2016
Vuela.
Rayito de sol,
trocito mío,
pedacito de mí,
vientre fecundo
que explota.
Rayito de sol,
trocito de mí,
sangre que fluyes
como un río,
torna a mis venas.
Si pudiera abrazarte,
acurrucarte
en posición fetal,
al menos una vez,
como en los meses de luz,
volvería a ser.
Angelito mío,
cultiva tu demonio
también.
Si volvieses a entrar
volvería a sentir
el latir acompasado.
Pececito feliz,
te quiero libre
incluso de mí,
sobre todo de mí,
rayito de sol
pedacito mío,
vuela.
trocito mío,
pedacito de mí,
vientre fecundo
que explota.
Rayito de sol,
trocito de mí,
sangre que fluyes
como un río,
torna a mis venas.
Si pudiera abrazarte,
acurrucarte
en posición fetal,
al menos una vez,
como en los meses de luz,
volvería a ser.
Angelito mío,
cultiva tu demonio
también.
Si volvieses a entrar
volvería a sentir
el latir acompasado.
Pececito feliz,
te quiero libre
incluso de mí,
sobre todo de mí,
rayito de sol
pedacito mío,
vuela.
jueves, 18 de febrero de 2016
Sobremesa.
Me recordo el tinto
tu boca fresca,
la fresa rodando
sobre el labio vacio,
la lengua encontrando
el espacio indicado,
la oreja,
refugio del mordisco.
El vino recorriendo,
la garganta tersa,
el estomago frío,
en la soledad
de la desnudez
del alma.
Regando las paredes
del loco que late
intenso y fugaz,
como la estrella.
Tinto y mortal
elixir de dioses,
vino y se fue...
sin hablar.
tu boca fresca,
la fresa rodando
sobre el labio vacio,
la lengua encontrando
el espacio indicado,
la oreja,
refugio del mordisco.
El vino recorriendo,
la garganta tersa,
el estomago frío,
en la soledad
de la desnudez
del alma.
Regando las paredes
del loco que late
intenso y fugaz,
como la estrella.
Tinto y mortal
elixir de dioses,
vino y se fue...
sin hablar.
sábado, 13 de febrero de 2016
Prohibiciones.
¡No! me grites.
¡No! me pienses.
¡No! me escribas.
¡Trabaja!
no juegues,
no inventes,
no crees.
¡Trabaja!
Pero si somos afluente,
huyamos al río.
Y si somos
hierba que el viento mece,
rocémonos.
Y si somos boca
¿Por qué reprimir
el entrevero de labios
que se avecina?
¡A la mierda las normas,
la represión fascista,
el cerco!
Se me metió
una lágrima en el ojo
y no llora.
Tu grito me susurra:
pensame, escribime
cuando quieras.
¡No! me pienses.
¡No! me escribas.
¡Trabaja!
no juegues,
no inventes,
no crees.
¡Trabaja!
Pero si somos afluente,
huyamos al río.
Y si somos
hierba que el viento mece,
rocémonos.
Y si somos boca
¿Por qué reprimir
el entrevero de labios
que se avecina?
¡A la mierda las normas,
la represión fascista,
el cerco!
Se me metió
una lágrima en el ojo
y no llora.
Tu grito me susurra:
pensame, escribime
cuando quieras.
viernes, 12 de febrero de 2016
Resistencia.
Crece,
le saco a la interperie
a que muera.
Crece,
hunde sus raices
en el pecho.
Perfora la carne
como un sacabocado.
Bebe,
la sangre que bombeo,
se aferra a la vida
con uñas y dientes.
El amor,
desnudo
resiste mi indolencia.
le saco a la interperie
a que muera.
Crece,
hunde sus raices
en el pecho.
Perfora la carne
como un sacabocado.
Bebe,
la sangre que bombeo,
se aferra a la vida
con uñas y dientes.
El amor,
desnudo
resiste mi indolencia.
domingo, 7 de febrero de 2016
Leéme.
Amo como lucho,
lucho como beso,
beso como acaricio,
acaricio como muerdo,
muerdo como trabajo,
trabajo como milito,
milito como sueño,
sueño como escribo,
escribo como vivo.
No me chuto,
no esnifo,
no me pastilleo.
La adrenalina
corre por mis venas,
consiente de su naturaleza,
pasional y repentina.
Por eso,
vivo como amo,
leéme.
lucho como beso,
beso como acaricio,
acaricio como muerdo,
muerdo como trabajo,
trabajo como milito,
milito como sueño,
sueño como escribo,
escribo como vivo.
No me chuto,
no esnifo,
no me pastilleo.
La adrenalina
corre por mis venas,
consiente de su naturaleza,
pasional y repentina.
Por eso,
vivo como amo,
leéme.
sábado, 30 de enero de 2016
De oportunidades y destinos.
Me enamoré, lo reconozco, quizás sea mi corazón volátil, tal vez, el azar, siempre el azar. El cruce de miradas, el desparpajo.
Estaban recostados y vencidos junto al contenedor verde, cosa que pensé no pegaba. Pero fueron sus ojos de "perro degollado" sabiéndose al fin de su existencia, los que me impulsaron a pararme. Se imaginaban pasto de las llamas, o pudriéndose en un baldío cualquiera.
Eran parecidos pero muy diferentes, mientras el primero decidido y lenguaráz, prefería el primer destino, reunir a gente en torno a una hoguera y hacerse humo, al segundo en cambio, le apetecía, ser hogar de hongos y escarabajos, de ciempies y bichos bolita, ir desapareciendo poco a poco, destino de la madera comentó.
El más estropeado dijo entonces (desde su dignidad de caballete), ¡ Pero tenemos resto!!! ¡ Las piernas todavía nos aguantan!!! increpó el otro. Mientras yo meneando la cabeza, y dando un paso atras sorprendido, por el brusco cambio de los acontecimientos pensaba... No!! porque cuando digo no... es no... La neurona de la negación se hinchaba de bronca, me conoce demasiado.
Nosotros antes tuvimos un pasado de gloria, me dijeron, te contamos? Y yo gente, que a una charlita no le digo no ni a palos, me puse a escuchar.
Y viaje,vaya si viaje con ellos a la tarde aquella del picnic de primavera en la playita tierna, o los días de matanzas, de los que recordaban en especial cuando el primo que llegó de Barcelona se lió a la amiga de Juana. Y cuando participaron en la diada sobre la plaza, hecho que recuerdan con angustia porque en el entrevero... casi les separan. De ese día recuerdan la angustia, solo matizada por las sonrisas de los peques... los peque. Uno de ellos, el más lanzado, contó que en su larga existencia pudo ver más de una pierna interesante como las de... y calló. Por muy caballete que parezca soy un caballero, agregó mientras me guiñaba un ojo y sonreía.
Les imaginé entonces en casa, dandolés una segunda oportunidad, una tercera, en fin, otra.
Porque al fin y al cabo, todos y todas alguna vez, pasaremos por eso. Todos y todas en algún momento estaremos arrinconados ahí en una esquina de nuestra historía vital, esperando, decidiendo.
Y fue entonces, recién entonces cuando les imaginé, aguantando un tablero de ajedrez, mientras comentaban la jugada y les dije, muchachos... contratados!
Estaban recostados y vencidos junto al contenedor verde, cosa que pensé no pegaba. Pero fueron sus ojos de "perro degollado" sabiéndose al fin de su existencia, los que me impulsaron a pararme. Se imaginaban pasto de las llamas, o pudriéndose en un baldío cualquiera.
Eran parecidos pero muy diferentes, mientras el primero decidido y lenguaráz, prefería el primer destino, reunir a gente en torno a una hoguera y hacerse humo, al segundo en cambio, le apetecía, ser hogar de hongos y escarabajos, de ciempies y bichos bolita, ir desapareciendo poco a poco, destino de la madera comentó.
El más estropeado dijo entonces (desde su dignidad de caballete), ¡ Pero tenemos resto!!! ¡ Las piernas todavía nos aguantan!!! increpó el otro. Mientras yo meneando la cabeza, y dando un paso atras sorprendido, por el brusco cambio de los acontecimientos pensaba... No!! porque cuando digo no... es no... La neurona de la negación se hinchaba de bronca, me conoce demasiado.
Nosotros antes tuvimos un pasado de gloria, me dijeron, te contamos? Y yo gente, que a una charlita no le digo no ni a palos, me puse a escuchar.
Y viaje,vaya si viaje con ellos a la tarde aquella del picnic de primavera en la playita tierna, o los días de matanzas, de los que recordaban en especial cuando el primo que llegó de Barcelona se lió a la amiga de Juana. Y cuando participaron en la diada sobre la plaza, hecho que recuerdan con angustia porque en el entrevero... casi les separan. De ese día recuerdan la angustia, solo matizada por las sonrisas de los peques... los peque. Uno de ellos, el más lanzado, contó que en su larga existencia pudo ver más de una pierna interesante como las de... y calló. Por muy caballete que parezca soy un caballero, agregó mientras me guiñaba un ojo y sonreía.
Les imaginé entonces en casa, dandolés una segunda oportunidad, una tercera, en fin, otra.
Porque al fin y al cabo, todos y todas alguna vez, pasaremos por eso. Todos y todas en algún momento estaremos arrinconados ahí en una esquina de nuestra historía vital, esperando, decidiendo.
Y fue entonces, recién entonces cuando les imaginé, aguantando un tablero de ajedrez, mientras comentaban la jugada y les dije, muchachos... contratados!
jueves, 14 de enero de 2016
Poema triste.
La tristeza es mía,
como la soledad
del invierno berlinés
tatuada en los huesos.
El llanto
gobierna los actos
después de la tormenta.
Falta un proyecto, el desafío.
La tristeza me pertenece,
como la soledad
de las curvas sinuosas,
la distancia de las rectas.
La tarde aquella
en la que todo fue hoguera,
inunda mi río, lo desborda,
besa las orillas de mis seguridades.
La dicha se desmarca
en infinitos tirabuzones
verticales, la caída.
La tristeza,
al menos la mía,
me pertenece.
De a ratos salgo de ella,
rompo su acecho de décadas,
escapo de sus tenazas
y vuelo.
Más,
riobajera, emboscada, artera, reaparece,
tan rioplatense, tan tanguera,
que sabe de ausencias y lejanía.
como la soledad
del invierno berlinés
tatuada en los huesos.
El llanto
gobierna los actos
después de la tormenta.
Falta un proyecto, el desafío.
La tristeza me pertenece,
como la soledad
de las curvas sinuosas,
la distancia de las rectas.
La tarde aquella
en la que todo fue hoguera,
inunda mi río, lo desborda,
besa las orillas de mis seguridades.
La dicha se desmarca
en infinitos tirabuzones
verticales, la caída.
La tristeza,
al menos la mía,
me pertenece.
De a ratos salgo de ella,
rompo su acecho de décadas,
escapo de sus tenazas
y vuelo.
Más,
riobajera, emboscada, artera, reaparece,
tan rioplatense, tan tanguera,
que sabe de ausencias y lejanía.
viernes, 8 de enero de 2016
Trastero.
Lleno de bosque,
el trastero´,
repleto de aniversarios,
atasco de objetos
enquistados en el alma,
limpiaré.
Le vaciare primero,
de amores inconclusos,
de cuadritos conmemorativos,
piececitas,
del puzzle de la vida.
Los trastitos se amontonan,
de la mesa al suelo,
caen en cascada
empujan la puerta,
ponen un candado al olvido.
Enarbolan la esperanza
en el futuro,
mirando desde atrás de los tiempos.
Los trastos,
al menos los míos,
esa hemeroteca
de encuentros y despedidas.
La piedrita que encontraste
en la playa dormida,
el beso que dejaste
sobre el papel muerto.
Mi alma se expande
les abarca,
se ensancha,
contiene el desborde,
y descubre que...
lo que sobra es espacio.
jueves, 7 de enero de 2016
Final abierto.
Agita la madrugada,
el rugir del trueno
donde el insomio deja
un despertar de espanto.
El retumbar del cielo,
agita el velo
de mis ojos mudos,
mueve la neurona
que no descansa,
tensa el músculo dormido,
pone la armadura.
Tras las sábanas, el destino,
con sus curvas sinuosas,
sus silencios profundos,
sus soledades de abismo.
Tras las "fiestas", la rutina,
el desafio de lo cotidiano,
la búsqueda perpetua,
el latido asistido.
Todo esto pasa hoy,
justo hoy,
mientras los dioses
juegan bolos con las sombras,
en el horizonte y ganan...
el rugir del trueno
donde el insomio deja
un despertar de espanto.
El retumbar del cielo,
agita el velo
de mis ojos mudos,
mueve la neurona
que no descansa,
tensa el músculo dormido,
pone la armadura.
Tras las sábanas, el destino,
con sus curvas sinuosas,
sus silencios profundos,
sus soledades de abismo.
Tras las "fiestas", la rutina,
el desafio de lo cotidiano,
la búsqueda perpetua,
el latido asistido.
Todo esto pasa hoy,
justo hoy,
mientras los dioses
juegan bolos con las sombras,
en el horizonte y ganan...
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